El lobo de mar y el lobo de madriguera

Antaño el lobo de mar recibió visita del lobo de madriguera. Ambos se conocían ya de la escuela de lobos. Después de terminar la escuela el lobo de mar había salido para recorrer medio mundo, había superado muchas aventuras y al final había regresado rico de tesoros y de vivencias.
El lobo de madriguera se había quedado en su propia cueva. Había encontrado a una loba de madriguera y habían tenido pequeños lobos de madriguera. Mientras tanto tenían muchos nietos y bisnietos de lobo y todos se habían hecho verdaderos, buenos lobos de madriguera.
“A veces deseo poder recomenzar mi vida”, dijo el lobo de madriguera al lobo de mar.
“A mí me pasa lo mismo”, contestó este.
“Haría de otra manera muchas cosas”, dijo el lobo de madriguera.
“Sí, yo también”, contestó el lobo de mar.
“Sería marino”, soñó el lobo de madriguera.
“Yo me casaría”, suspiró el lobo de mar.
“Superaría aventuras”, declaró el lobo de madriguera.
“Engendraría hijos de lobo”, constató el lobo de mar.
“Yo sería un lobo rico. Habría hecho experiencias malas y lindas de las que podría contar”, se apasionó el lobo de madriguera.
“Tendría nietos y bisnietos que me quisieran y que cuidaran de mi cuando me pusiera viejo y enfermo”, sostuvo el lobo de mar.
“Y ahora estaría sentado contigo en esta guarida de lobo de mar”, continuó el lobo de madriguera.
“… y yo contigo …”, le interrumpió el lobo de mar.
El lobo de madriguera confirmó: ”Y entonces me dirías ahora: ’A veces desearía que pudiera volver a vivir otra vez.’ Y yo contestaría: ‘Sí, a mi me pasa lo mismo’.”

(Por Stefan Hammel, traducción: Bettina Betz)

El aroma del pan

“Mujer“, dijo el panadero, “me vuelvo más viejo y mis fuerzas están disminuyendo. Durante toda mi vida he hecho el pan para el pueblo. La gente venía aun de lejos para comprar mis panecillos. ¿Y cuando llegue el día en que yo tenga que dejar para siempre el cuenco de la amasadura, quién seguirá llevando el negocio?” Los dos no tenían hijos.
“Anda”, habló la mujer, “busca a un hombre joven que te eche una mano y a quien puedas enseñarle todo en cuanto a tu arte. Cuando seas viejo y ya no puedas trabajar, él podrá continuar con la tienda y estarás orgulloso de él como de tu propio hijo.”
Dicho y hecho. El panadero hizo divulgar por los pueblos vecinos que buscaba a alguien al que le gustase hacer pan y que quisiera aprender este oficio de él.
En los días siguientes se le presentaron cuatro hombres jóvenes, y no sabía por cuál decidirse. Como la decisión le resultaba tan difícil, acudió a su esposa y le preguntó a ella lo que podía hacer. Dijo esta: “Haz venir a todos otra vez. Te diré a quién vas a tomar.”
Entonces el panadero pidió a los cuatro hombres que viniesen de nuevo. El primer hombre se presentó y la mujer le preguntó: “¿Por qué quieres hacerte panadero?”
“Me gusta madrugar y me gusta acostarme temprano. Y un panadero se entera muy pronto de todas las novedades que se cuentan en el pueblo y en sus alrededores.”
Vino el segundo y la mujer le preguntó: “¿Por qué quieres hacerte panadero?”
“Mis padres son difuntos y tengo que mantener esposa e hijos.”
Vino el tercero y le preguntó: “¿Por qué quieres hacerte panadero?”
“Lo considero un honor hacerle a la gente el pan que dios nos ha dado.”
Vino el cuarto, y a él no le preguntó nada.
“Tomamos a este”, le dijo a su marido.
“¿Y por qué a él?”
“Al entrar aspiró profundamente el aroma del pan.”

(Por Stefan Hammel, traduccíon: Bettina Betz)

Africa

This therapeutic story can be used for supporting learning in general, as well as re-learning abilities after a health problem. For example, it can be applied quite beautifully with stroke patients. Obviously, it is also indicated as a story supporting change and developement with anyone who has got a strong biographical link to Africa. Of course, instead of Africa, other continents or regions of the world can be used, in order to adapt the story to individual needs. The reason why I chose the mapping of Africa as the key focus of this story is, that on maps Africa has the shape of a head or scull and thus points to brain functions.

Maps have existed for millennia but there a big differences between modern maps and those from dating from earlier centuries. For example, three hundred years ago, if a publisher printed a map of Africa, it had big white patches on it. ‚Terra incognita’ was marked on it; unknown territory. The coasts were then largely free of such white spots, but the interior of the continent was still a single, large white patch. However, many researchers undertook trips into the heart of Africa and what they learned there, they reported to the cartographers who diligently recorded everything. Land and water routes were discovered. The turns of each river were researched and drawn. The names of the settlements were recorded and the names of the tribes written down. The white patches on the map became smaller and smaller. The parts of the country that were explored and known steadily grew. Finally, the white spots disappeared completely. The whole of Africa was mapped.

To Fail with Enthusiasm

In a professional forum a colleague asked, if anybody knew of a certain therapeutical story. He remembered one that he once heard and thought that it was from a famous storyteller. Until then I never had actually written in this forum but now I wrote on behalf of this colleague’s question that I thought it was the famous story about a tiger. I was quite happy that I was able to contribute something at last until I read the response of another colleague. “I don’t know anything about a tiger”, he wrote, “but I guess you may have thought about the famous lion story”. I instantly sank into a hole three miles deep, full of shame and embarrassment. Now wasn’t that just typical of me and my incomplete knowledge? Shortly afterward I told a friend of mine what had happened, still very ashamed. But he hugged me and said “But you gave that wrong information with much love and enthusiasm”. I looked at him and began to work my way out of that hole.

Le gramophone

J’ai un phonographe à la maison. J’y fais passer des chansons comme « Nur nicht aus Liebe weinen » – Seulement ne pas pleurer à cause de l’amour et « Ich weiß, es wird einmal ein Wunder gescheh’n » – Je sais qu’il y aura un miracle un jour. Zarah Leander chante ça avec sa voix basse – c’est magnifique ! Puis j’écoute la voix de corbeau de Louis Armstrong, et pour moi c’est une rencontre avec lui-même, avec lui tout personnellement. J’écoute Caruso, il chante avec son vibrato depuis la nuit des temps : « O sole mio… ». Leurs voix volent vers moi des rainures du disque, sans électricité. Elles arrivent vers moi comme les voix de ces personnes même. Quand leurs voix retentissent du pavillon, les chanteurs sont des hôtes dans mon temps. Je les rencontre dans la même pièce. Puis le gramophone se tait, leurs voix retournent dans cet autre monde séparé du notre, là où habitent les anciens possesseurs de ces voix.

Margarita y Lucía

En la rendija de un muro vivían dos lagartijas, Margarita y Lucía. Lucía estaba todo el día echada en el muro tomando sol. Margarita pasaba la mayoría del tiempo buscando insectos para sí misma y para sus hijos. Cuando veía a Lucía echada en el muro, se enfadaba.
“¡Tú cómo gastas el tiempo! Si fueras lagartija decente, por fin te preocuparías del bienestar de tus hijos. ¿Qué es lo que haces todo el día allí arriba?” Lucía pestañó y dijo: “Recupero energía. De esta manera sí que hago algo para mis hijos.”
“Lo veo diferente”, gruñó Margarita. “Y un día te llevará el águila ratonera o el halcón.”
“Esperemos a ver qué pasa”, opinó Lucía y se desperezó en el sol. Margarita prefiría buscar presa en la sombra de los arbustos bajos. Pasaba mucho tiempo cazando hormigas. A menudo parecía cansada. Su vida estaba cada día más amenazada: Ya no tenía nada que contraponer a la rapidez de los gatos y a la de las comadrejas.
Los hijos de Lucía se volvieron fuertes y despabilados, todo como ella misma. Pronto empezaron cogiendo las arañas más gordas, los cárabos más rápidos y aun grandes libélulas. Pero lo que les gustaba lo más era echarse en el muro al lado de su madre y estirarse a la luz del sol.

La brizna de pasto en el desierto

Un hombre estaba atravesando el desierto. Al rededor de él no había nada más que arena, piedras y rocas, el cielo azul reluciente y el sol ardiente. En la mitad de su camino se le ocurrió descansar y buscó un lugar adecuado. Un poco lejos del camino encontró un peñón que le podía ofrecer sombra durante su descanso. El hombre se acercó. Al llegar vió algo raro: En la sombra de le roca crecía una brizna de pasto, de hecho.
“¡Qué sorpresa! ¿De dónde vienes tú?”, le preguntó el hombre. Después se rió de si mismo:
“Estoy tan solo que empiezo hablar con la hierba. Será mejor examinar de donde viene ella.”
Excavó la plantita de la arena y la puso al lado cuidadosamente. Después empezó a cavar más y más profundamente. Aunque no tropezara con un manantial brotante, en ese lugar el suelo estaba verdaderamente mojado. Cuando el hombre de nuevo se puso en camino no olvidó de reponer la brizna en la tierra mojada. Con unas piedras construyó un pequeño muro para proteger la planta contra la desecación por el viento caliente del desierto. Después siguió caminando.
Al regresar pasó por el mismo lugar. Por supuesto miró si su pequeña planta estaba viva. Se alegró mucho: La brizna se había vuelto en un verdadero pequeño manojo de hierba. El hombre cavó un poco más profundamente y llegó a una parte aun más mojada de la tierra. Con un pañuelo, dos palos y unas piezas de cuerda, que había traído para el regreso, mejoró la protección de su planta contra el viento.
Muchos años después un amigo del hombre tuvo que atravesar el mismo desierto. Entonces le pidió a su amigo: “Pues mira qué fue de mi planta – si todavía existe.” El amigo se lo promitió. Cuando éste volvió del viaje le contó: “Tu manojo de hierba se ha vuelto en una pequeña pieza de prado. Otros viajeros han encontrado el lugar. Han subido el muro y puesto más palos con pañuelos. Alguién ha cavado un pozo y lo ha cubierto con una pieza de cuero. Al lado del pozo crece una hermosa higuera . En sus hojas canta un grillo.”

Everything Else

In a land in our time there lived a man, who read a book and found lots of wonderful stories therein. There were true and invented stories, experienced and pensive, enjoyable and painful stories. There were stories which contained stories, and such which were actually not stories. For every story he read, there occurred to him nearly five which he had either experienced or thought up himself. So the thought came to him, that a lot in the world was a story which could be healing for himself and others; he only needed to absorb the healing stories well and to forget the terrible ones immediately. Then he would learn which story he had used when and for what. So he organised his own stories which he knew, and which had become a help to himself and others, or could become so. Sometimes he noted it down when a new story came to his ears and sometimes when a helpful story occurred to him, he memorised it.

Then he saw before him in a picture the storystories of this life arranged in long shelves, as in a large pharmacy. And behind the counter there sat a man who had learnt to listen to himself and others. He was a master of his subjectspecialty. His talent was that he understood how to tell the right thing at the right time to himself and to those who visited him.

The Rolling Piano

For many years he worked as a pianist. He had experienced countless performances. What then had been his most uncomfortable experience during his concert tours?

“Once”, he related, “I noticed during a concert that the piano which I was playing was not properly secured. Perhaps the floor of the concert hall was also uneven. While I played, the instrument began to gradually roll away from me. I slid behind it with my piano stool, but it continued to roll. I slid, it rolled. Thus it went on and on, during the entire piece. Most instruments have a brake, which must be secured. If not, then God have mercy on you.”

The Scent of Bread

“Wife”, spoke the baker, “I am getting older and my strength is lessening. All my life have I baked the bread for this village. Yes, people have come from afar to buy my rolls. The day will come when I will have to lay aside my bowl of dough, and who will then continue with my trade?” For they had no children. “Go search for a young man” the woman said, “who can help you with your work, and whom you can teach all about the art of baking bread. When you are old and can no longer work, he shall continue with the shop, and you shall look at him with pride as if he were your son.” As she said it, so it was done. The baker spread the news that he was seeking an apprentice who would like to learn his trade. In the following days, four young men came into his shop, wanting to become a baker. He found it difficult to choose and asked his wife again. She said: “Tell all of them to come again!” And so he did. The first man introduced himself to the baker’s wife. She asked: “Why do you want to learn a baker’s trade?” “I like to get up early, and go to bed before the night is falling. And, what is more, a baker is among the first to hear the news of the village and of its surroundings.” The second man came and she asked him: “Why do you want to learn a baker’s trade?” “My parents died early, and I need to care for my wife and children.” The third man came and she asked him: “Why do you want to learn a baker’s trade?” “I deem it an honour to bake for men the bread that God has given us.” The fourth man came and she asked him naught. “Him we take”, she told her husband. “Why should we take him?” “When he arrived, he inhaled eagerly the scent of bread.”